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LA DOCUMENTACIÓN CIENTÍFICA EN TERAPIA OCUPACIONAL: EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS.

SCIENTIFIC DOCUMENTATION IN OCCUPATIONAL THERAPY: EVOLUTION AND PERSPECTIVES.

 

Ricardo Moreno Rodríguez.

Editor de Spanish Journal of Occupational Therapy.

Director de Revista Electrónica de Informática en Terapia Ocupacional. REITO

Coordinador del Programa de Apoyo a Personas con Discapacidad de la Universidad Rey Juan Carlos

Terapeuta ocupacional. Profesor de la Unidad de Psicología. Facultad de Ciencias de la Salud.

ricardo.moreno@urjc.es

 


La documentación científica en terapia ocupacional: evolución y perspectivas.

 

Hasta la llegada de la Revolución Científica, los patrones propios del saber tradicional habían mantenido a la información científica en unas condiciones de estatismo, casi invariables, debido al carácter absolutista que se atribuía a la Ciencia, y a la consideración de ésta como un discurso cerrado que se recogía en los grandes tratados de las autoridades del momento el cual no era sometido a discusión. Este factor sociohistórico, unido a la anterior creación de los tipos de imprenta en 1440, y a la institucionalización de la actividad científica, obligan a crear nuevas vías para la transmisión de los conocimientos emergentes y de la propia ciencia, iniciándose así el gran proceso de la información científica, elementos que permiten la ruptura de las creencias previamente establecidas y (como consecuencia de esto último) favorecen el crecimiento de la información.

 

Así las explicaciones científicas aportadas por los nuevos investigadores dejan de ser absolutistas y definitivas, transformándose en verdades parciales y perfectibles, abiertas al estudio y a la negación, y expuestas a la sustitución por un hecho científico (por una nueva verdad) más correcta y completa, la cual a su vez también es perfectible. Estas nuevas verdades únicamente permanecen vigentes mientras el propio progreso científico no desborde su capacidad explicativa, momento en el cual expiran y son sustituidas por otras, dándose forma al concepto de vida media de un documento. La verdad, por tanto, se convierte en un continuo interrogatorio a la realidad en busca de respuestas que pueden ser rectificadas y mejoradas por la comunidad científica de una rama del saber, y que en el caso que nos atañe, son recogidas en publicaciones periódicas. En realidad esta forma de hacer procede de aquella Revolución Científica indicada anteriormente, durante la cual (y como consecuencia del nacimiento de la primera revista científica) se produce un giro en la concepción de la Ciencia, que se comprende desde entonces como un acercamiento a la realidad progresivo, provisional y siempre inacabado, para el cual es una herramienta imprescindible la publicación periódica.

 

Desde la aparición de la primera publicación periódica en el área biomédica, la información científica sufre un crecimiento exponencial, y para dar cabida al contenido se generaron nuevos continentes a idéntica velocidad, incrementándose el número de publicaciones periódicas. Todo ello conlleva que la información científica, a cada momento, se hace más difícil de tratar documentalmente debido a la gran cantidad de publicaciones que se van generando (se calcula que el número de revistas científicas existentes promediado el siglo XIX es equivalente al número de repertorios bibliográficos a mediados del siglo XX), lo que genera un caldo de cultivo idóneo para que, en nuestros tiempos, en la era de la red de redes, comiencen a aflorar y prosperen las publicaciones electrónicas, inicialmente presentadas como formato alternativo y complementario al soporte papel hasta que, cada vez más frecuentemente, se opta por el soporte electrónico como único formato para la publicación.

 

Independientemente de la facilidad que para el lector supone la recuperación de contenidos a partir de la utilización de motores de búsqueda generales o especializados, este cambio ha supuesto en la gran mayoría de los casos la difusión libre y gratuita del conocimiento científico que conforma parte del cuerpo teórico de la profesión, en este caso de la nuestra.

 

Sin embargo, los trabajos realizados por el CINDOC (Centro de Información y Documentación Científica) sobre revistas electrónicas de carácter científico (si el lector estuviera interesado puede consultar el resultado de dicho trabajo en http://www.cindoc.csic.es/info/EA2005-0008.pdf), apuntan a que en España el número de revistas electrónicas aún es bajo y, salvo excepciones contadas, no forman parte del eje central de la comunicación científica en nuestro país.

 

El espectro de publicaciones periódicas propias de la terapia ocupacional de carácter nacional, de todos es sabido, no es abundante. Como tuve ocasión de indicar en otro trabajo, con motivo del despertar de la última publicación periódica surgida en nuestro país, ha sido en pleno auge de la sociedad de la información cuando los medios de difusión del conocimiento científico se han incrementado a un ritmo casi vertiginoso, si tomamos en consideración que en las casi tres décadas anteriores el nivel de crecimiento bibliográfico en lo referente a publicaciones periódicas había sido prácticamente nulo. En poco más de media década el colectivo de terapeutas ocupacionales ha podido acceder a tres nuevas publicaciones periódicas electrónicas surgidas en nuestro territorio nacional (la que el lector tiene ante sus ojos, REITO, y el reciente Spanish Journal of Occupational Therapy), las cuales vienen a sumarse a las ya existentes en formato papel.

 

La aparición de publicaciones periódicas electrónicas, que participan de la libre difusión del conocimiento intra y extraprofesional, y de portales monográficos de la profesión, han supuesto un cambio notorio de la representatividad en la web de la Terapia Ocupacional española, si analizamos los resultados que hace menos de una década podían obtenerse en cualquier buscador de la gran telaraña (aquellos tiempos en que el buscador “Olé” arrojaba únicamente cuatro resultados para el término “terapia ocupacional”), lo cual debe analizarse como algo altamente positivo. Si la historia y los cálculos no nos mienten, en los próximos años el periodo de tiempo anteriormente citado debería disminuir y el número de publicaciones periódicas duplicarse.

 

Ahora bien, la mera existencia de publicaciones periódicas no garantiza la repercusión del conocimiento en la comunidad científica, por lo que coincido con el Director de esta Revista en las opiniones que manifestó en su “Carta del Director” del tercer número.

 

Si bien es cierto que el número de terapeutas ocupacionales que utilizan las publicaciones periódicas como medio de difusión del conocimiento derivado de su práctica clínica ha aumentado, ha de tenerse en cuenta que, como colectivo, debemos plantearnos alcanzar además la obtención de índices de impacto de aquello publicado en nuestras revistas. En el colectivo de terapeutas ocupacionales (nacional e internacional) y en el del resto de profesionales.

 

Para ello los criterios de selección de trabajos en cada una de las publicaciones son imprescindibles, y en la medida de lo posible deben adecuarse a las normas aplicadas en otras publicaciones de mayor antigüedad a las nuestras (como American Journal of Occupational Therapy –AJOT- o Canadian Journal of Occupational Therapy –CJOT-, indexadas por instituciones como el Institute for Scientific Information y recogidas en las principales bases de datos biomédicas y de ciencias sociales).Para ello se hace imperativo el desarrollo de publicaciones derivadas de procesos investigadores que se constituyan en evidencias científicas en su más amplio sentido. Se hace imperativo igualmente, la apuesta por la publicación en revistas por encima de monografías, ya que las segundas alcanzan la obsolescencia con mayor rapidez, y las primeras se conforman como el vehículo por el que se llega al asentamiento del proceso científico, ya que permiten además aumentar la vida media del conocimiento científico con respecto a la monografía. Y en tercer lugar, se torna necesario que, en el momento de publicar, seleccionemos las fuentes de información que permitirán difundir a un mayor número de profesionales el conocimiento, ventaja que en la actualidad tienen las revistas electrónicas por encima de las revistas en formato papel. Esto no debe considerarse como una defensa hacia el abandono del soporte papel, sino más bien hacia la selección de la fuente en que se lleva a cabo la publicación, ya que en la actualidad nuestra profesión vive su particular “fuga de cerebros” hacia publicaciones propias de otras disciplinas, que permiten alcanzar mayores índices de impacto en el colectivo científico (principalmente porque son recogidas en bases de datos de primera línea, y por tanto la recuperación de la información para el investigador es más factible), pasando inadvertidas para una gran mayoría del colectivo de terapeutas ocupacionales.

 

Visto el camino que en otras profesiones se ha adoptado en lo tocante a sus publicaciones periódicas, consistente en la adopción del soporte electrónico por encima del soporte papel, y en muchos casos buscando la combinación de ambos formatos, podemos prever que en Terapia Ocupacional seguiremos una trayectoria similar a fin de adecuarnos a las demandas científicas e investigadoras actuales. Más aún, la necesidad de disponer de nuevas fuentes de información, libres y plenamente accesibles, con las que formarse y actualizarse en contenidos se hará mayor al cobijo del Espacio Europeo de Educación Superior, el cual ha venido en hacer cierta la expresión de Lasso de la Vega cuando exponía que “el extraordinario volumen de la producción científica, y el fracaso de las más potentes memorias para retenerla, debería variar la técnica pedagógica y docente, lo cual nos conduciría a enseñar a los alumnos a consultar las bibliotecas para ser capaces de construir una lección con la ayuda de numerosos libros”.

 

Sin duda, utilizando las palabras del profesor Santos del Riego, esto supone una nueva etapa en la historia de la Terapia Ocupacional española, un nuevo paso. Si la Ciencia avanza a pasos, y no a saltos, todo lo expuesto en esta editorial recoge tan solo algunos de los pasos que hasta ahora hemos dado en nuestra particular “revolución científico-documental”. Sigamos caminando.

 

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Revista Gallega de Terapia Ocupacional TOG. www.revistatog.com. Número 4. Septiembre 2006

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