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LA CONSTRUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO SOBRE CATÁSTROFES

CONSTRUCTION OF KNOWLEDGE ABOUT CATASTROPHES



 

 

 

Autores:

Dña Mariana Boffelli
Terapista Ocupacional. Profesora Jefa de Trabajos Prácticos simple de la Universidad Nacional del Litoral. Coordinadora de la Licenciatura en Terapia Ocupacional de la Universidad Nacional del Litoral.

Dña. Carla Boggio R
Terapista Ocupacional. Maestrando en la Especialización y Maestría en Docencia Universitaria de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Profesora Titular Interina de la UNL. Ex Miembro de la Comisión Evaluadora de Trabajos Finales de la Licenciatura en Terapia Ocupacional de la Universidad Nacional del Litoral. 

Dña. Daniela Chiapessoni
Terapista Ocupacional. Maestrando en la Especialización y Maestría en Docencia Universitaria de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Profesora Adjunta de la UNL.

D. Mauro Demichelis
Licenciado en Terapia Ocupacional. Pasante extensionista de la Universidad Nacional del Litoral.

Dña. Milagros Demiryi 
Terapista Ocupacional. Especialista en Docencia Universitaria. Maestrando en la Maestría en Docencia Universitaria de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Profesora Jefe de Trabajos Prácticos de la  Universidad Nacional del Litoral. Profesora Adjunta en la Universidad Nacional de Quilmes. Ex Miembro de la Comisión Evaluadora de Trabajos Finales de la Licenciatura en Terapia Ocupacional de la Universidad Nacional del Litoral.

D. Juan Carlos Funes Licenciado en Psicología. Doctorando en Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).Profesor Jefe de Trabajos Prácticos semiexclusivo de la Universidad Nacional del Litoral.

Dña. María del Carmen  Heit
Licenciada en Terapia Ocupacional. Pasante de Cátedra de la Universidad Nacional del Litoral.

 

Como citar este documento:
Boffelli M, Boggio  C, Chiapessoni D, Demichelis M, Demiryi  M, Funes JC et cols. La construcción del conocimiento sobre catástrofes .TOG (A Coruña) [revista en Internet]. 2008 [-fecha de la consulta-]; 5(8): [17 p.]. Disponible en: http://www.revistatog.com/num8/pdfs/original3.pdf

 

Fecha recepción: 27/11/2007

Fecha aceptación: 03/09/2008

 

 

 

RESUMEN

El  presente trabajo  expone  el estado del estudio denominado “La modificación de los hábitos y rutinas diarias de personas afectadas por la catástrofe hídrica”, proyecto de investigación y desarrollo (CAID-2005) de la Universidad Nacional del Litoral.  Se presentan algunos antecedentes sobre el tema así  como también  conceptualizaciones de las catástrofes, los acuerdos y debates abiertos. Caracteriza la catástrofe hídrica sufrida en Santa Fe en el año 2003, explicitando que su dimensión ocupacional es un tema aún desconocido. Fundamenta la necesidad de producir y validar conocimientos e instrumentos desde terapia  ocupacional, como aporte al proceso de reconstrucción.  Utiliza la metodología cualitativa, con aportes de la etnografía y la fenomenología. La selección de los participantes se realiza acorde a criterios no probabilísticos. Al momento se han identificado  cambios en las rutinas,  los hábitos y los tipos de ocupaciones, tales como,  desorganización, orquestación, desequilibrios, y ocupaciones superpuestas.

 

SUMMARY

In the  present work, the state of the study named “Modification of habits and routine of the population exposed to hydric catastrophe” is presented. Research and Development Project (CAID-2005), from Universidad Nacional delLitoral. Precedents about the mentioned topic are presented, as well as catastrophes conceptualizacions, agreements and open discussions. It characterizes hydric catastrophe occurred in Santa Fe  in the year 2003, explicating that it occupational dimension es still an unknown matter. It stablishes the necesity to produce and validate knowledge and instruments from the Occupational Therapy perspective, to colaborate with the reconstruction process. Qualitative methodology is used, with etnography and phenomenology contributions. Participants selection followed non-probabilistic criteria. Data collection and analysis were made at the same time. Triangulathion is applied  using different collection methods and researchers. At the moment, changes in routines, habits and kind occupathions have been identified, such as desorganization orquestation, unbalance and overlapped occupathions.

 


Introducción

A la luz de la catástrofe hídrica sucedida en nuestra ciudad en abril de 2003, es necesario reflexionar el papel que ha jugado el conocimiento desde una concepción dinámica del mismo y en la búsqueda de la ampliación de sus fronteras.
En terapia ocupacional, las experiencias desarrolladas durante y posteriormente al desastre, han permitido detectar vacíos críticos en la formación profesional.
El presente trabajo da cuenta del estado del arte relevado hasta el momento sobre las catástrofes, presenta conceptualizaciones,  acuerdos y debates abiertos.

 
Antecedentes
Las catástrofes son definidas por la UNESCO (1) como “una grave perturbación en el funcionamiento de una comunidad o sociedad que causa pérdidas humanas,

materiales, económicas y/o medioambientales”. Por su parte, la Organización de la  Naciones Unidas (2) acuña una de las clasificaciones más utilizadas, que distingue las catástrofes entre naturales y tecnológicas.

Los desastres no sólo tienen origen natural sino también antrópico. En esta tesitura es el planteo de Lozano Ascencio (2001, 1995) quien afirma que existe una construcción social de los desastres (3). Mientras que Subirats, E. (2005), al analizar la catástrofe provocada por el huracán Katrina, plantea que “lo nuevo y radicalmente amenazador es la representación política y mediática como accidente natural de lo que en realidad es un desastre producido por factores industriales y económicos globales y locales” (4). Concluye que las catástrofes naturales no existen porque no existe la naturaleza independiente de la naturaleza humana.

Las poblaciones en peligro coinciden con zonas geográficas donde el deterioro ambiental y económico es considerablemente mayor. Aparecen los conceptos de peligro, riesgo y daño, que integran la visión fisicalista y el enfoque social.

La  ONU  define  catástrofe como  una “ocurrencia potencial que puede o no tener efecto negativo sobre vidas humanas, pertenencias o actividades, hasta el punto de causar un desastre” (2).

Durante el año 2004, “los desastres naturales y meteorológicos han causado la muerte de 350 mil personas y han provocado pérdidas económicas por unos 200 mil millones de dólares” (5). Mientras que en términos de inundaciones, se calcula que el impacto económico anual para las décadas 2030-2040, será de 100 mil millones de dólares (6).

Por su parte, el sector salud con fuerte gravitación en el tema, ha producido abundantes conocimientos en relación al impacto de las catástrofes en los aspectos psicofísicos de la salud de los damnificados (Cohen, R. 1980, 1999) (7). Los conocimientos  han avanzado del enfoque clínico con tipificaciones tales como  “Desorden por estrés post-traumático”  (Post Traumatic Stress Disorder, DSM IV) (8), a los enfoques epidemiológico y comunitario, que enfatizan en estrategias de atención primaria de la salud de las víctimas de desastres.

 

Relación entre la catástrofe hídrica de Santa Fe y la ocupación

“La inundación no puede ser entendida de manera aislada, sino en el contexto de las profundas alteraciones hechas por el hombre en el medio y la negligencia e irresponsabilidad de los gobiernos locales” (9).

¿Qué sucede cuando los cambios en las ocupaciones se producen de un día para otro, no por decisión voluntaria de las personas; sus  vidas  se transforman sustancialmente sin haber tenido éstas participación en esos cambios y las pérdidas cruzan todos los escenarios de la vida cotidiana?
La dimensión ocupacional del impacto de la catástrofe, es un tema aún desconocido. Una de sus expresiones es en las rutinas y hábitos cotidianos.

 

La producción de nuevos conocimientos

El grupo de investigación se constituye a partir de la necesidad de producir y validar conocimientos  e instrumentos de la disciplina, detectada en parte durante la experiencia de  intervención en la etapa de emergencia hídrica y en  etapas posteriores a la misma,   y por otro lado, en la vivencia concreta de dos miembros del equipo, quienes fueron afectados de manera directa. En los antecedentes de cada uno de los miembros se conjugan experiencias profesionales en salud y comunidad; docencia, extensión e investigación.

 
El equipo se propone como objetivos

 

 

Metodología


Se utiliza metodología cualitativa. La misma pretende captar una información que no está disponible desde la singularidad y subjetividad otorgada por los informantes.  El diseño combina los aportes de la etnografía y la fenomenología.

La información se extrajo de participantes seleccionados acorde a criterios no probabilísticos. Se utilizó la combinación de casos típicos, casos extremos e informantes claves para la selección de los mismos. Las unidades de análisis son personas adultas, de diferente sexo y ocupación, que han sido afectadas directamente por la inundación, aceptaron participar del estudio, pertenecen a diferentes grupos etarios y socioculturales y están en condiciones de hablar de sus vivencias.

Los casos expresan la diversidad del fenómeno de estudio por la heterogeneidad de edades, sexos, condición económico-social, ocupaciones y participación social.

Estas personas pertenecen a  ocho barrios entre los más comprometidos por la inundación: Sur, Centenario, San Lorenzo, Chalet, Santa Rosa, Villa del Parque, Barranquitas, Roma. Se incluyeron también los barrios 29 de Abril y La Tablada, constituidos después de la catástrofe por familias que quedaron sin viviendas.

 

Recolección y análisis de datos


Se realiza pesquisa de tipo naturalista. La información se recaba en los contextos de desempeño de cada participante y según su propia elección.
Los instrumentos utilizados para la recolección son entrevistas en profundidad, historias de vida y narrativas ocupacionales, con una mayor utilización de estas últimas.

La recolección y análisis de datos se realizan de forma paralela. Se aplica  triangulación  de  métodos de recolección y  de investigadores.

La elección de los participantes, las condiciones de obtención de los datos, los múltiples investigadores, la examinación de pares externos, los investigadores en calidad de participantes y el registro mecánico de los datos, son algunos de los criterios que fueron tenidos en cuenta para elevar la fiabilidad interna y reducir las amenazas del  estudio.

 

Resultados preliminares


Al momento se han realizado seis entrevistas en profundidad, seis narrativas  y dos historias de vida.  Los resultados y conclusiones que se presentan, tienen el alcance de primeras aproximaciones.

La información analizada es altamente coincidente en determinar tres momentos claramente diferenciados que denominaremos: pre-catástrofe; catástrofe ( emergencia) y post-catástrofe.

Desde una perspectiva diacrónica, es posible ubicar el comienzo y fin de estos momentos por la duración temporal diferente. Mientras que la pre-catástrofe se puede medir por horas; la  catástrofe tiene una duración de días a meses y la post-catástrofe se extiende en el tiempo, para algunas personas hasta la actualidad, siendo medida en meses y años.

La perspectiva ocupacional, permite identificar qué sucede con las ocupaciones que las personas realizan en cada uno de estos momentos  y establecer relaciones con sus historias ocupacionales, continuidades y disrupciones.

El momento pre-catástrofe: transcurre  durante las horas previas de la llegada del agua a las viviendas hasta la evacuación. Las personas desarrollan nuevas ocupaciones como preparativos preliminares, a modo de medidas preventivas. Tal como ellas lo relatan: “…hicimos una parecita en la puerta de casa...”, “...levantamos las cosas: colchones, heladera, ropa, arriba de la mesa...”; colocamos bolsas de arena…”; “...y luego nos sentamos a almorzar”…;”...dormimos la siesta...”; “…Tomamos café…” Estas últimas referencias indican que en ese momento no se produjeron modificaciones  sustanciales  en las rutinas y hábitos cotidianos. También se evidencia que la evacuación se retrasa lo más posible hasta que ya no se puede permanecer en las viviendas por el alto nivel de agua.

Este complejo patrón de comportamiento puede explicarse desde el nivel de información que  las personas afectadas  manejaban: “...nadie nos avisó, nadie nos dijo nada...” y  con el engaño y la mentira de la información oficial. En la inundación del 2003, no solo no hubo alerta ni orden de evacuación sino que las autoridades avisaron por los medios de difusión que la población se podía quedar tranquila porque nadie se inundaría. Este aviso fue a media mañana. A la tarde, casi todos los barrios del oeste de la ciudad estaban inundados y a la noche ya había  veinte muertos.

Se puede inferir que, si las personas hubieran sabido de antemano que se iban a inundar, hubieran tenido otro comportamiento. También aparece que los avisos de peligro son los de  vecinos, familiares o amigos, muchos de los cuales fueron recordados luego y en el momento no se les dio crédito por no condecir con la información oficial.

Momento de la catástrofe- la emergencia. Desde que las personas salen de  sus viviendas hasta cuando se establecen en un lugar.
 El avance del agua obliga a salir. “...el  agua era tan fuerte y de tanta magnitud que ya casi no podíamos hacer pie”. La salida es desorganizada, las personas se pierden, se buscan, se vuelven a desencontrar. Algunos no se quieren ir  y se quedan en los techos,  terrazas o segundos pisos de las viviendas. La salida se realiza en grupos, mayoritariamente familias y vecinos.
Es el momento del caos y la desorganización. “. No dio tiempo a nada”…; …” No saber que  hacer, que cosas salvar; …Fue una locura. No te puedo decir como estuve pero estaba como en el aire; …éramos fantasmas, caminábamos por inercia, perdidos; éramos muertos vivientes…”

Para narrar lo vivido, las personas  apelan al uso de figuras y metáforas. Este recurso parece ayudar a pintar lo complejo y profundo de las vivencias.
Se afirma que se produce un desequilibrio total en las ocupaciones y aparece una ruptura con el patrón de comportamiento ocupacional previo.  Nadie pudo seguir haciendo lo que hacia porque los escenarios de desempeño ocupacional ya no eran los mismos.

En algunos casos, las personas viven evacuaciones sucesivas porque el agua avanzó sobre los centros de evacuados o casas de los familiares y amigos donde se habían refugiado, no dejando alternativa que repetir ocupaciones relacionadas con la evacuación desempeñadas desde el rol de inundado.
Una vez que se encuentran alojados,  sea en centros de evacuados o en casa de familias, se produce un fenómeno que se caracteriza por: - superposición de ocupaciones; - recarga ocupacional o sobreocupaciòn y - orquestación-coordinación de ocupaciones.

Las ocupaciones superpuestas se configuran como tales porque convergen nuevas ocupaciones que surgen de la inundación, tales como: Hacer trámites para ser registrados, vacunados, censados, recibir ayuda, entre otros y  trámites relacionados con el manejo de una casa: pedir la luz, el gas, la documentación.  Acudir a la vivienda inundada a rescatar cosas; al barrio a asistir a los vecinos en los techos, participar en actividades de asistencia y solidaridad y a la par, desarrollar las ocupaciones de la vida diaria y del hogar, que cambian de forma según donde se encontraran alojadas las personas. Una vez que el agua bajó, se agregan las tareas de limpieza de las casas. Para algunas personas actividades como  pedir y/o recibir ayuda, en particular de  la asistencia oficial, se constituyó como un nuevo rol y lo explican diciendo:”...uno siempre acostumbrado a vivir del fruto del trabajo…era algo nuevo, difícil…”
También presionar al gobierno para que haga algo, para algunos fue ejercer un nuevo rol. La participación social, el reclamo, la lucha social.

Surge  recarga ocupacional como  producto del aumento de ocupaciones, la diversificación, el tiempo invertido y el ritmo acelerado en que se desarrollan. Relatos como…” me la pasaba lavando ropa, secando ropa, limpiando, planchando….” , describen lo que  hizo mucha gente para recuperar algo de lo que había quedado bajo el agua. Otros se refieren a ese momento de la siguiente manera: …” no estaba acostumbrada a trabajar tanto, …sentía el cansancio en el cuerpo…”; …” Limpiar, poner a secar al sol, la ropa, los documentos, los libros…, era todo el día…” Se destacan las tareas de limpieza de ropa, de los artefactos y mobiliario que se rescataron bajo el agua y de las casas inundadas. También se identifica en quienes participaron como voluntarios.

La  orquestación de ocupaciones es la forma peculiar en que éstas  son organizadas para permitir a quienes las realizan afrontar la nueva situación. Las familias funcionaron como  unidades alrededor de las cuales se reorganizaron las rutinas. La distribución de las  ocupaciones se da según los roles y posibilidades de cada uno y considerando las características  de los contextos. Expresiones como …” lavábamos la ropa en la casa  de mi hija que no se había inundado porque allí teníamos todo para hacerlo….”; …” El marido de mi hija se encargaba de ir a limpiar la casa inundada porque  ella estaba embarazada y había que cuidarla de las enfermedades”… En otro caso, una madre refiere que su hija fue su apoyo,  que delegó las decisiones en ella en los primeros momentos, hasta que pudo volver a su casa porque “no me sentía capacitada”. Son ejemplos que ilustran como la rutina de un sistema familiar se orquestaba en relación a una meta ocupacional común de una manera singular.

Aparecen dos ambientes  ocupacionales centrales y paralelos: el lugar donde se  esta  evacuado y la casa inundada.  Aquí transcurre la vida durante el período de emergencia, situación cuya duración oscila entre uno y tres meses. Esto hace a las características que adquieren las ocupaciones, donde un común denominador es  tener que trasladarse de un lugar a otro, una o  varias veces al día. Así también como la organización de  las ocupaciones acorde a parámetros  temporales, tales como el tiempo de luz natural (porque en las casas inundadas no  había  luz eléctrica) o el horario de inicio del toque de queda, durante el cual no se podía permanecer ni circular por las calles.

Durante este período, varias personas mencionan haber tenido cambios en sus hábitos, tanto sea por ausencia como por exceso. Por ejemplo, el  consumo de cigarrillos ...”Había dejado y volví a fumar, canalicé con el cigarrillo todas las angustias”; ” Nunca fumé tanto como en esos días…”; las alteraciones en el sueño: dificultades para conciliarlo,  interrupciones por pesadillas con contenidos relacionados con la inundación o dormir muchas horas, como quien dice: “ …yo lo único que quería era dormir, yo quería dormir profundamente para evadirme de todo lo que se vino y se venía…”. También se da el abandono o interrupción de algunos hábitos. Tal como lo expresan los siguientes relatos”: “….Estuve casi una semana sin lavarme los dientes hasta que me di cuenta que era porque no tenía el cepillo”; “ extrañaba levantarme a la mañana y no tener mis libros para estudiar y preparar mis clases, siempre lo hacía pero después de la inundación no podía porque no me había quedado nada…” En estas últimas situaciones mencionadas, los objetos perdidos  producen el cambio en los hábitos.  También se expresa la incorporación de una nueva ocupación que a algunas personas les ayudó a sobrellevar la situación, valorándolo como un apoyo para el afrontamiento: escribir. Una de las  narrativas analizadas de este estudio fue realizada en estas circunstancias, revelando: “no sé  si se puede escribir todo lo que uno siente, creo que no, pero  esto me da el empujoncito para salir un poquito cada día”. También aparece la participación en actividades de solidaridad y ayuda durante la emergencia: “necesitaba hacer algo por los demás…”

Momento de la post-catástrofe. La recuperación. Hay hechos recurrentes en los relatos que marcan el inicio de la recuperación.  Se constituyen a partir de “la vuelta a casa” (casa inundada)  o al lugar donde vivir de manera estable, y al retomar aquellas ocupaciones más significativas que se interrumpieron con la inundación, particularmente: el trabajo y el estudio.

La casa es un punto clave. Muchos volvieron  sin  tener los servicios básicos (luz, gas, TE.) o con instalaciones precarias. Las personas explican el sentido de esta decisión de esta forma: “…necesitaba recuperar la imagen que tenia de mi casa…”, “…cuando la casa estuvo en orden, mi vida estuvo en orden….” Otros no volvieron y decidieron alquilar una vivienda. La decisión de no volver está ligada al dolor, los recuerdos, las pérdidas. “…Sentía que ya no era mi casa…”; “…mi casa no es mi hogar…”; “ …no podía, no sé, hasta el día de hoy no puedo, casi no voy,... es como si estuviera enojada con  mi casa, me hace mucho mal…”. Se observa como recuperar de manera estable  algunos aspectos del ambiente, son claves para el ordenamiento de la rutina.

También aparecen en algunas familias, las diferentes formas en que cada uno vive la situación. Familias donde algunos querían volver y otros no. “…Esto fue y sigue siendo tema de discordia…”; “…pelamos, peleamos mucho, ellos querían volver (se refiere a los padres con quienes vivía) y se fueron nomás...yo me quedé…”, reflejando distintas maneras de elaborar las pérdidas,  de proyectarse a futuro y de buscar seguridad.

Retomar las actividades laborales, resulta otro núcleo fuerte. Las personas lo relatan así: “…a los dos meses volví a dar clases y retomé todos mis trabajos…”; “...lo prioritario fue que mi papá empezara a limpiar el taller herramienta por herramienta… para que pudiera empezar a trabajar…” Una persona refiere haber decidido no volver a uno de sus lugares de trabajo por el comportamiento que tuvieron ante la inundación (hechos de corrupción). Cabe aclarar que era una dependencia del gobierno.
Otro tanto sucedió con el estudio: “…retomar mis estudios era mi meta,  ya me recibí y voy por más”;”…los chicos volvieron a sus actividades escolares (a los casi tres meses) y vinieron los otros problemas…” Este relato anticipa lo que sucedió en cuanto a los cambios producidos en el desempeño ocupacional. Una madre relata de sus hijos que “….su rendimiento académico bajó terriblemente”; una estudiante dice: “….me costaba mucho retomar el ritmo,….necesitaba tiempo para organizar mi cabeza…”.

Algunas personas no retomaron ocupaciones, por diferentes razones. Varios refieren el cambio de sentido. Por ejemplo haber dejado de realizar actividades recreativas y deportivas, porque después de la inundación   las valoraron de otra forma.  Están presente en varios casos, las limitaciones materiales;  sea por las modificaciones de  lugares, falta de recursos económicos o por  cambiar las prioridades.

Las personas perciben los cambios en las ocupaciones  relacionados con el significado, con lo que cada cual había elegido y se interrumpió con la inundación. Para muchos el cambio implicó retomarlas. Cuando  las personas recuperan el sentido de control de la propia vida y de  las decisiones,  desde las pequeñas cosas: comer, dormir, parece ser el punto de cambio.

Las personas entrevistadas no perdieron familiares, pero sí varios mencionan el fallecimiento de vecinos. Es recurrente la referencia a las pérdidas en la salud tanto física como mental. Algunos mencionan que fue el inicio de tratamientos psicológicos. En este tema la mayoría de las personas se emocionan, lloran, se producen silencios, expresan sus sentimientos de diversas formas.
El impacto en lo ocupacional se traduce en varios casos en disrupciones ocupacionales. Particularmente en aquellos que perdieron los lugares y elementos de trabajo, pequeños talleres y emprendimientos productivos familiares. En la memoria se conserva lo que uno tenía y la decisión de hacer  lo enfrenta a asumir que esas cosas uno ya no las tiene. Esto ha  perdurado  en algunas personas hasta después del año. Lo común es que las personas construyen sus historias de ocupación otorgando sentido a los objetos.
Las reacciones ante las pérdidas materiales son diferentes y pueden agruparse en dos tipos de actitudes; recuperar lo mas posible  o tirar,  desprenderse de todo lo que quedaba.

La familia, los vecinos, los amigos y los compañeros de trabajo, funcionaron como fuertes apoyos para todos los participantes. Desde la ayuda material hasta la contención afectiva. Esta evidencia es de capital importancia a la hora de pensar la preparación para afrontar situaciones críticas. De igual modo, aparece una marcada crítica a las intervenciones oficiales. Claramente lo expresa el siguiente relato:…” las políticas hechas sin considerar las necesidades de la gente, nos obligaron a ocupar mucho de nuestro tiempo en trámites burocráticos”…; “..entraban en nuestras viviendas y en nuestra vidas y decidían por nosotros…” Los relatos abundan en datos sobre la ayuda material recibida, que era escasa e inadecuada. Dicen: “…lo que se daba no tenia relación con lo que necesitábamos”; “… no somos todos iguales…”

Así también como lo que cada cual hizo con  la asistencia del   estado. Algunos rechazarla,  otros sacarle todo lo posible y darle a  los que  necesitaban más, prevaleciendo sentimientos  de bronca,  indignación y odio.

 No existe coincidencia respecto a cuando termina este momento. Aparece ligado a lo que cada cual pudo o no hacer para modificar la situación en que los dejó la inundación. Lo que es coincidente es que esta etapa no se ha cerrado aún, ligado a cuestiones de orden colectivo y de valores tales como: la falta de verdad respecto a las causas ,  ausencia de justicia (no hay ningún responsable condenado) y  la inseguridad respecto a que vuelva a pasar. Cabe aclarar que en el año 2007, la ciudad de Santa Fe vuelve a sufrir otra inundación que si bien afectó a menor cantidad de pobladores (80 mil), muchos de ellos fueron los mismos que sufrieron la del 2003.

 

Conclusiones preliminares


Los cambios en  las ocupaciones y su relación con el tiempo, permiten identificar los distintos tipos de intervención posible desde terapia ocupacional.

La evidencia de la falta de un plan de contingencia y la familia, vecinos y amigos que funcionaron como apoyos más efectivos tanto en el momento de la salida de las casa como posteriormente, permiten afirmar que un plan de contingencia debe ser  elaborado con  la participación activa de todas las personas y teniendo en cuenta su funcionamiento y organización natural.

El modelo que subyace en el tipo de intervención y asistencia del estado, demuestra la subestimación de la capacidad de las personas y sus organizaciones.

El sentido de control de la propia vida es lo que se pierde abruptamente en el momento que irrumpe la catástrofe y permanece por diferentes lapsos de tiempo. Lo primero que debe considerarse es que las personas conserven el poder de tomar las decisiones.

En relación a las pérdidas, se evidencia un proceso de recuperación parcial, donde coexisten  tristeza, nostalgia, actualizaciones recurrentes de las pérdidas, miedo e inseguridad. 

La  recuperación está directamente ligada a las oportunidades que han tenido las personas para reorganizar sus rutinas y ocupaciones.

La percepción personal del tiempo: la confusión, la atemporalidad, los cambios y la recuperación a lo largo del tiempo y el tiempo de cada cambio.

 


Bibliografía



 

 

 

 

 

Revista Gallega de Terapia Ocupacional TOG.www.revistatog.com. Número 8. Septiembre 2008

Asociación Profesional Gallega de Terapeutas Ocupacionales

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